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Superando el síndrome del impostor

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Un denominador común de todas las personas con las que me encuentro es que todo el mundo, en el contexto adecuado siente que está siendo un/a impostor.

Y es algo completamente normal.

Incluso los mayores conferenciantes y emprendedores antes de dar una charla se preguntan para sus adentros:

¿Qué hago yo aquí? ¿Cuándo se van a dar cuenta de que soy un fraude?

A mí me pasa constantemente.

Lo bueno del Síndrome del impostor es que siempre va a estar ahí.

Es curioso que independientemente de las cosas que consigas, los retos a los que te enfrentes y los miedos que superes, siempre habrá una nueva etapa que te asuste y te haga sentir que no estás preparado/a para ello.

Ya sea lanzar tu curso sobre tu herramienta favorita, dar una charla en tu escuela o hablar delante de 3.000 personas.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra Zona de Confort. Y en cuanto nos salimos un poco, empezamos a tener ese cosquilleo en la barriga y las dudas.

Y déjame decirte que esa sensación es buena.

Significa que estás haciendo cosas que te dan miedo. Y es la zona en la que empujas tu zona de confort y la haces más grande.

Si miras atrás, verás que hay cosas que haces ahora en tu día a día que hace un año te parecían realmente complicadas, o que nunca serías capaz.

Yo lo asimilo mucho con tocar la guitarra.

Cuando empiezas, hasta tu primer acorde te parece una tarea imposible.

Pero con constancia y práctica, acabas acostumbrándote y mejorando, hasta que llegue un punto en el que ya ni tengas que pensar en cómo poner los dedos para hacer un Do Mayor.

Sin embargo, siempre habrá un siguiente paso que aprender, un nuevo reto al que enfrentarte. Ya sean las escalas pentatónicas o las dominantes secundarias.

No hay un punto final.

Estás en constante proceso de aprendizaje, evolución y mejora.

Y cada vez que te enfrentas a algo que no tienes dominado, aparece el síndrome del impostor.

Todo el mundo tiene una historia que contar

Si tengo una creencia es que cualquier persona tiene algo interesante que compartir.

Ya sea un conocimiento muy profundo sobre un tema, como puede ser el pintar Warhammer, recetas de cocina sencillas y fáciles que te permitan cocinar en 2 horas para toda la semana, como Fabián de Masterchef o cómo cuidar plantas 🪴

Lo que para ti es algo obvio y sencillo, para otra persona puede suponer algo que le ayude y le descubra un nuevo mundo lleno de posibilidades.

Además creo que no tienes que ser un experto/a para poder enseñar a otras personas.

Verás decenas de personas que ya tienen una audiencia, que tienen cientos de clientes a sus espaldas y años de experiencia, y que tú no.

Sin embargo, déjame decirte que siempre va a haber alguien que sea mejor que tú en algo.

Por mucho que pienses que una persona es la mejor y que no hay nadie mejor, esa misma persona tendrá sus personas que admira, y así de manera sucesiva.

De hecho, muchas veces es una ventaja el mirar al mundo con ojos más frescos, ya que te ofrecerá una perspectiva mucho más cercana a otra gente que está empezando, sabrás cuáles son los problemas a los que se enfrenta alguien que empieza de cero y no darás por sentado cosas que a alguien con más experiencia le parezcan obvias.

Por lo que, sea lo que sea lo que te apasione, siempre habrá alguien a la que le parecerá interesante, ya sea hacer ganchillo (¡Mira a la gente de We Are Knitters!) o montar negocios online.

Así que ya a estas alturas espero haberte convencido que tienes algo que le puede interesar al mundo.

Ahora te vamos a ayudar a que cuentes esto al mundo y lances tu idea.

Capítulo 3

Generando ideas, gracias al Design Thinking

Te voy a enseñar las técnicas que te ayudarán a que lances ideas al mundo sin ser creativo.

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